"Mi corazón está aquí, Dios mío, hunde tu cetro en él, Señor. Es un membrillo demasiado otoñal y está podrido. Arranca los esqueletos de los gavilanes líricos que tanto, tanto lo hirieron, y si acaso tienes pico móndale su corteza de hastío.
Mas si no quieres hacerlo, me da lo mismo, guárdate tu cielo azul, que es tan aburrido, el rigodón de los astros. Y tu infinito, que yo pediré prestado el corazón a un amigo. Un corazón con arroyos y pinos, y un ruiseñor de hierro que resista el martillo de los siglos. . ."
(F.G.Lorca)